El ruido en la historia y en la literatura

Extracto de "El ruido y la Literatura" por D. José Joaquín Herrera del Rey, Doctor en Derecho

El ruido en la historia y en la literatura

Entonces el pueblo dio grita, y los sacerdotes tocaron las trompetas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oí­do el sonido de la trompeta, dio el pueblo grita con gran vocerí­o, y el muro cayó a plomo. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron. (Josua 6.20)

Por cierto, señor, respondió Sancho, que vuestra merced sea muy bien obedecido en esto, y más, que yo de mío me soy pacífico y enemigo de meterme en ruidos ni pendencias; bien es verdad que en lo que tocare a defender mi persona no tendría mucha cuenta con esas leyes, pues las divinas y humanas permiten que cada uno se defiende de quien quisiera agraviarle.” (Fragmento del Capítulo VIII del Quijote).

I.- Antecedentes históricos. Introducción.

A lo largo de la historia de la Humanidad se ha reconocido en el ruido su capacidad para molestar, perturbar la tranquilidad y el descanso, servir como herramienta de tortura y, así mismo, instrumentalizarse modernamente a modo de arma criminal con la que causar lesiones.

El sueño tiene varios escalones y una vez se rompe su estado ya no se consigue llegar a los escalones más profundos que ayudan al descanso y a la recuperación. Encontramos varios ejemplos de ello en documentos jurídicos, médicos y hasta bíblicos. Desde el código de Hammurabi, pasando por las leyes romanas prohibiendo el paso de vehículos por el interior de las ciudades por la noche, la prohibición de peleas de gallos, llegando al culmen de la sensibilidad en una de las reales Órdenes de determinada reina isabelina que, a finales del siglo XIX, prohibió que los maridos pegasen a sus mujeres a partir de las 22 h. de la noche (a fin de no molestar a los vecinos, claro está).

Como elemento de tortura, sus propiedades dañinas, ya fueron descubiertas por las más antiguas dinastías chinas (miles de años antes de la Era de Cristo), o bien en conflictos armados como el Árabe-israelí o en el conflicto del Golfo en los que para desgastar psicológicamente al enemigo (palestinos y soldados iraquíes) se enfocaba hacia sus campamentos potentes bafles que desprendían kilovatios de presión acústica a la atmósfera en forma de música repetitiva. O bien, más recientemente, ha sorprendido a la opinión pública la noticia sobre que el grupo de heavy metal Metálica o los responsables de Barrio Sésamo hayan pedido de la Administración Obama de EEUU información respecto del uso que se ha dado a sus piezas musicales en la cárcel de Guantánamo, y no precisamente para amenizar ni distraer a modo de hilo musical a los presos allí recluidos (El País, 22/10/2009). Los usos que se pueden dar a determinados sonidos no son nada inocentes. Bien por no armónicos, artificiales bien por repetitivos y continuados que pueden hacer de una pieza de música un aparato de tortura.

 Llegados al siglo XX y en los inicios del siglo XXI no parece que el Derecho haya evolucionado con el sentido común. Y es que, efectivamente, resulta obvio que el ruido puede llegar a causar ciertas enfermedades y patologías, no sólo psíquicas o de tipo psicológico, siendo el más normal la neurosis ansioso-depresiva reactiva secundaria (exógena), o distonías neuro-vegetativas (crónicas o no), pero también agrava problemáticas cardio-vasculares, procesos cancerígenos, colesterol, afecciones gástricas de tipo nervioso, patologías psíquicas de base que precisan para su tratamiento o curación grandes dosis de descanso, etc. Sin perjuicio de situaciones de bloqueo mental, irritabilidad y odio al propio domicilio.

II.- El ruido en Roma.

Séneca nació en Córdoba en el año 4 antes de Cristo y murió en Roma en el 65 después de Cristo. Conocido por su lucha contra la contaminación acústica, se discute, si fue obligado a cortarse las venas por este motivo o bien por ser acusado de haber tomado parte en la conjura de Pisón.

 Predicó la doctrina de la tranquilidad de Ánimo. Ejerció de abogado y traumatizado por el ruido urbano dijo la frase: “Si el Ayuntamiento se haya tan corrompido  que no hay posibilidad de remediarlo, el sabio evitará esfuerzos inútiles”.

Entre sus obras más extensas están las epístolas a Lucilio incluidas dentro de sus obras morales. Viene a ser el antecedente de la filosofía española (estoicismo pesimista). Como sabemos, Estoico (además de un antiguo futbolista del Barcelona) es aquel que es fuerte y ecuánime ante las desgracias. Fuertes,  ecuánimes y sumisos como cualquier sufridor o afectado por contaminación acústica.

Séneca a Lucilio:

Salud

Moriré ya qué  el silencio es tan necesario como parece para el que quiere retirarse al estudio. Y así me hallo rodeado de un griterío abigarrado: habito sobre unos baños. Figúrate todos los tipos de gritos que pueden repugnar a los oídos: cuando los atletas más fuertes hacen ejercicio y bracean con las manos cargadas de plomo, cuando se fatigan o hacen el fatigado, siento los gemidos; cada vez que exhalan el aliento contenido, oigo silbidos y respiraciones atormentadas, cuando me topo con un mozalbete perezoso que se limita al untamiento plebeyo, oigo el chasquido de la mano sobre las espaldas, que suena diferente, según se pegue con la palma o con el cuenco de la mano. Y si añadimos un jugador de pelota y se pone a contar los puntos, los tendrás a todos.

Añade todavía al buscar razones, y el ladrón sorprendido en su delito, y el cantarín que percibe qué  en el baño su voz es la mejor; añade a los que saltan a la piscina con gran estruendo del agua removida. Además de estos, los cuales, al menos, hacen uso de la voz natural, figúrate al depilador, que a menudo tiene una voz aguda y estridente, para hacerse más de notar y que no calla nunca, salvo cuando depila unas axilas, y en lugar de ello, hace chillar a otro; Figúrate todavía el pastelero, y el salchichero, y el confitero y todos los proveedores de tabernas que venden las mercancías con su cantinela característica.

(…)

Creo que la voz humana distrae más que el rumor, porque aquella reclama la atención del espíritu, mientras que el rumor no llena ni hiere más que a los oídos. Entre los ruidos que suenan a mi alrededor sin distraerme, pongo los carros que pasan por la calle, y el manitas que vive bajo mi casa, y mi vecino el serrador, y aquel otro que cerca de la (fuente) Meta Sudans, ensaya las trompetas y flautas, y que más que cantar, aúlla.

Por otro lado los ruidos intermitentes me molestan más que los continuos.

(…)

¿No será alguna vez más cómodo estar libre de todo tumulto? Estoy seguro: por eso es que me iría de este lugar. Intenté probarme y ejercitarme. ¿Qué necesidad de torturarse más tiempo, si Ulises encontró tan fácilmente para sus compañeros el remedio adecuado contra las sirenas?

Marco Valerio Marcial. El análisis de Marcial no se dirige casi nunca a personas reales, como en Catulo, sino más bien a tipos, a situaciones criticables al tiempo que cómicas. Es una crítica original y fundamentalmente sobre la corrupción urbana. Por otra parte -y con todas las diferencias que pueda haber, tanto por la extensión como por el  fondo filosófico-moral con las Sátiras de Horacio-, no deja de detectarse en el epigrama de Marcial, a través de su visión agradable y deformada  una visión del submundo romano, una voluntad de crítica a la sociedad, acercándose en esto a la tradición de la sátira romana, por más que la brevedad y lo inesperado en el picotazo prevalezca sobre cualquier otro elemento.

Cuando Plinio tuvo conocimiento de la muerte de Marcial, escribió: “Me acabo de enterar de que Valerio Marcial ha muerto y bien que lo siento. Era un hombre ingenioso, agudo, picante y que escribía con mucha hiel y sal, pero también con ternura… El me dio todo lo que pudo y me habría dado más si hubiese podido. Pero ¿qué cosa mejor puede darse a un hombre que gloria, alabanza y eternidad? No será eterno lo que escribió, tal vez no lo será, más él lo escribió como si lo fuera. Adiós

Libro XII, Epigrama LVII

¿Quieres saber la razón de que a menudo me vaya a mi modesta campiña, a mi reducida casa que de momento poseo en la mísera comarca?

Esparso, el hombre, que es pobre, medios en Roma no halla de pensar y descansar. ¡Tantas gentes embarazan habitar en ella a gusto! Pedagogos, de mañana, y de noche, panaderos,… Y durante la jornada, caldereros con sus golpes. Aquí el cambista te hallas que, en su sucio mostrador, todas las horas se pasa, retiñendo las monedas, que el busto de Nerón guardan; Allí­ es el majador que con una limpia vara sobre una piedra sacude y limpia lino de España: Ora es la griterí­a y la inacabable cháchara de la turba que a Belona rinde su culto fanática; Ora es la voz penetrante del náufrago que colgada lleva del cuello su historia; O del judí­o de vaga mendigante, adoctrinado por su madre en tales mañas, o del mercader que vende pajuelas para las lámparas. Quien las horas que se pierden de sueño en Roma, contara, podrí­a decir el número de las manos que machacan sonoros bronces, queriendo a la luna así­ hechizarla.

Tú, Esparso, ignoras todo esto: Tú de esto no sabes nada, tú que gozas, sibarita, de Petilio el rico alcázar, cuya azotea domina las colinas aledañas.

Tú, en medio de Roma misma, tienes tu rica campaña; Tu viñador es romano, y tus viñas regaladas son en otoño tan fértiles cual las que en Falerno se hallan.

Sin salir de tu palacio, puedes correr a tus anchas en tu carro: en él tú puedes (pues sólo cuando te plazca, penetra el día) entregarte al sueño y dulce vagancia, que no viene a interrumpirte la más leve voz

(Epigramas, Libro X, 96)

Te sorprendes, Avito amigo, de que con tanta frecuencia hable de pueblos remotos, yo que me hice viejo en Roma, de que esté© sediento del aurífero Tajo y del Jalón de mi patria, y que añore los campos humildes de mi granja bien abastecida. Me gusta aquella tierra en donde las cosas pequeñas me hacen feliz y donde escasos recursos bastan para enriquecer: aquí se alimenta al campo, allí es el campo quien alimenta; con un fuego miserable se calienta aquí el hogar, allí resplandece con una hermosa luz; aquí una hambre por la que hay que dar dinero, y un mercado enloquecedor; allí una mesa dispuesta con las riquezas de su propio campo; aquí durante el verano se gastan cuatro togas, y a veces más; allí durante cuatro otoños me cubre tan sólo una. Anda, ronda ahora a esos reyes, teniendo un lugar que te puede dar, Avito, lo que no te da ni un amigo.

Vino al mundo Marco Valerio Marcial en la ciudad de Bilbilis (Calatayud) y en torno al año 40 de nuestra era, el uno de marzo según se dice -porque se le nombró “Martialis”- . Allí permaneció hasta los veinticuatro años de su vida, cuando decide buscar en la gran ciudad romana, a la que llega el año 64, la fama y la fortuna a que se siente acreedor, la cual alcanzará sobradamente tras años de miseria(La pobreza le venía por ser jurista). Pero si en la provincia ansió la vida cortesana y pletórica de Roma, en Roma echará de menos el suave transcurrir y la tranquilidad segura de su Bilbilis natal, a donde acabará por regresar, cumplidos ya los sesenta, y donde al fin morirá, hacia el año 104.

Su situación económica nunca fue sin embargo muy buena, ligada a los avatares del mercantilismo hacia los mecenas poderosos. Sus mejores momentos estuvieron ligados a los favores concedidos por el emperador Domiciano. Regalo de éste (o quizás de Séneca también preocupado y angustiado, como vimos por los problemas del ruido en la ciudad), poseyó una finca en Nomentum, y también una muy modesta vivienda en Roma, en el último piso de una casa de vecinos o Í­nsula, igualmente donada por Domiciano. Marcial siempre se quejará de la falta de dinero y de lo poco rentable que era la profesión de poeta. Con los años Marcial se cansa. Añora su tierra natal. Y poco después de la muerte de Domiciano, decide regresar a Bilbilis, en un viaje costeado por su amigo Plinio. En Bilbilis pudo vivir gracias a la generosidad de su admiradora Marcela, que le regaló una finca, (¡eso sí que es una buena admiradora!) donde transcurrieron los últimos años de su vida.

Entre las razones de su gran popularidad, está sin duda el hecho de que fuera un escritor natural, costumbrista, preocupado por los problemas del pueblo llano (ruido urbano), sin artificio, situado a pie de calle, de donde obtiene su inspiración. Nadie como él para describir en coloridos bodegones y cuadros callejeros la agitación, el ruido, de la vida romana. Marcial conoce bien la ciudad y sus gentes: de sus obras podría levantarse un plano de la misma las estrechas y reducidas callejas, barro, pretores, negras tabernas, barberos, lateros, pregoneros carniceros- y pintarse un cierto retrato de sus gentes: el comensal parásito, los borrachos, el presumido, el adulador, el abogado charlatán, etc.

Ahí queda el comentario.

III ¿Schopenhauer, en que equipo jugaba?

No se trata de un chóped picante. Tampoco estamos hablando aquí de que fuera un jugador extranjero de uno de los equipos andaluces.

Si preguntamos a quienes nos han venido desentrañando el sentido de la vida, hallamos dos grandes teorías, dos grandes equipos: uno que considera el ruido algo perverso, malvado y depravado y otro que lo ensalza, alaba o aclama. La más importante es sin duda la primera, que proclama la preferencia de lo espiritual, del recogimiento, del silencio. Puede encontrarse en los estoicos y en los místicos (budistas, Zen o en las corrientes judeocristianas). Agustín de HÍ­pola ilustra a sus fieles en Las Confesiones con el ejemplo del santo obispo Atanasio de Alejandría, que tenía mandado al cantor de los Salmos que los cantase con  voz muy baja que más pareciese rezar que cantarlos. Para recuperarse física y mentalmente es necesario el silencio.

Pero el problema no debía ser muy importante en el siglo IV, cuando vivió San Agustín.

Es en la edad moderna, al inicio de la Revolución Industrial, es cuando percibimos una preocupación más explícita. A partir del siglo XVII las recomendaciones de los filósofos, como casi siempre las de los moralistas, más insistente cuanto más pesimista respecto del ser humano sea su pensamiento, han ido en la línea de exhortar a los hombres a guardar silencio para no parecerse a las bestias. Escribía Schopenhauer que “el ruido es una tortura para los intelectuales, y la más impertinente de las perturbaciones”, y proponía que “la cantidad de ruido que uno puede soportar sin que le moleste está en proporción inversa a su capacidad mental”.

Pero si la aceptación de elevados niveles de ruido es signo de estupidez, si sólo el silencio nos acerca a la perfección de Dios, ¿qué visión se deriva al observar nuestras modernas sociedades, las grandes ciudades que hoy acogen ya a la mayor parte de la población del planeta?. Observo con estupor, como conductores solos circulan con la música estridente a todo volumen y todas las ventanas bajadas. Indicando que lo verdaderamente importante es que nos demos cuenta que ellos tienen esos gustos y estética.

¿Qué opinar de los coches discotecas, la movida o la botellona? ¿Somos más tontos que antes, tal vez incluso menos humanos?

Para los críticos de la llamada sociedad de masas parece que sí­. Marcuse afirmó que “las condiciones de aglomeración y estrepitosidad de las sociedades de masas provocan en el individuo todo tipo de frustraciones, represiones y miedos que se resuelven en auténticas neurosis”. (Vamos los neuras). El capitalismo nos necesita aturdidos y atontados, pues de otro modo seríamos incapaces de soportar esta sociedad demencial, irracional e injusta. (Nada más que tienen Vds. que darse cuenta a que volumen estas los anuncios en la televisión o en los cines. Por cierto, siempre me he preguntado cuál es la razón de tener que aguantar publicidad estruendosa  en los cines si ya pago una entrada y además casi le hacemos la limpieza).El ruido sería así casi como una droga que necesita el sistema para que no pensemos. El ruido no hace bien ni el bien hace ruido.

No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco (…) El ruido sólo parece insultar nuestros oídos (…) Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque

(Jefe indio Noah Seattle)

Simmel había hablado de la estrepitosidad al describir la vida en la gran urbe moderna de principios de siglo, como el reino del cada uno para sí­, jungla de competencia feroz. Homo hominis lupus.

Influyó en aquella película de Fritz Lang, Metrópolis, en la que, aun siendo muda, el ruido está omnipresente. (Ruido en la excesivamente publicitada Lost in traslation) Ruido, egoísmo paralizante que degenera en suicidio. El infierno de Dante. Es el agresivo medio ambiente urbano que la literatura sociológica, de Engels al propio Simmel, describe desde mediados del siglo XIX hasta al menos el primer cuarto del XX.

¿Será soberbia intelectual que echa de menos lo bucólico del campo y la vaquera de la Hinojosa?

Una cierta nostalgia de sociedades que, en realidad, sólo eran pastoriles para una minoría. Un pesimismo similar al que notamos en los primeros ambientalistas, como René Dubos, para quien “la necesidad de tranquilidad constituye una auténtica necesidad biológica”, o el pionero del conservacionismo Curry-Lindhal, para quien “la contaminación por ruido es una lamentable, e irremediable, característica de nuestra civilización técnica”. A poco que profundicemos en este pensamiento el ruido lo provoca directamente el demonio para los moralistas, el complejo urbanita-industrial para otros, el capitalismo, Satán en suma que, en el poema de Blake, produce las ruidosas fábricas que inauguraban el siglo XIX: “Oh, Satán, mi más joven retoño, tu trabajo es la muerte eterna con fábricas y hornos y calderas…”.(Vamos el art. 590 del Código Civil) Se trata más bien del populacho, esa masa ruidosa que asustaba , por su insaciable deseo de alcanzar los bienes de consumo de las clases superiores, por su primitiva forma de divertirse, o simplemente por su impenitente costumbre de organizar revoluciones y algaradas. Es como si los dueños de los coches con los bafles puestos a todo volumen nos estuvieran diciendo …mira que pedazo de coche tengo yo también (Me integro en tu rollo sociedad o suciedad). Pero ojo no hay que confundir el ruido  y el cambio social. El cambio social es positivo y progresista. El ruido no. “El ruido es una antigua tara civilizatoria” Es un residuo afirma Ramón Martín Mateo.

Un interesante intento de armonizar lo no armónico lo tenemos en George Gershwin que  dijo de su composición  Un americano en París: “Mi propósito aquí es retratar las impresiones de un estadounidense que visita París; mientras pasea por la ciudad, escucha varios ruidos callejeros y absorbe el ambiente francés…

El silencio no es la muerte. El silencio es recogimiento,  tranquilidad con uno mismo.

Al contrario el ruido estresa y un ruido continuo enmascara el instinto de conservación. (Llegando a producir la fobia al propio domicilio, tanto por el ruido en sí como por no saber cuándo va a reiterarse.

Schopenhauer creía que la actitud de aguante ante el ruido es inversamente proporcional a la inteligencia. Juan Ramón Jiménez no lo soportaba:

“Se lo aviso a ustedes de antemano (…) porque el ruido va a ser tempestuoso, diluviano, apocalíptico” (1919) Si hay ruido no veo”.

El grito (en noruego Skrik), es el título de varios cuadros del noruego Edvard Munch (1863-1944). Todas las versiones del cuadro muestran una figura andrógina en primer plano, que simboliza a un hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial.

Guerras civiles, rumor de botas, ruido de sables, ruido de togas alboroto y estruendo. Cañones en lugar de mantequilla.

En España no existe una cultura del silencio sino más bien una apología del ruido. Muchos decibelios, Meto ruido luego existo. Nadie se ocupa de restaurar el alma…..y la calma ….. El motero hará resonar su cacharro para demostrar su existencia. El ruido es un argumento de vida, de autoridad y de dominio……teóricamente de diversión, sentirse joven y tener economía. Radios y televisores a todo volumen. Conversaciones en el AVE con España y parte del extranjero.

España patio de escándalo, acústicamente contaminada, tiene deuda con el silencio. La democracia no ha llegado ni para el ruido ni para la basura televisiva ruidosa.

Los ríos y las personas más profundas son también los más silenciosas.

Algunos encuentran el silencio insoportable porque tienen demasiado ruido dentro de ellos mismos, decía Fripp

El ruido es el mayor enemigo de la inteligencia (…) Únicamente las sociedades modernas lo combaten” indica Félix de Azúa

Tensión arterial, sordera, cefaleas; insomnio, irritabilidad, úlceras de duodeno y digestivas  riesgos de accidente, cardiopatías entre otras lindezas.

Yo me apunto al equipo de Schopenhauer, Marcial, Julio Cesar ,Dante, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Antonio Machado. Antonio Fraguas, Gibson, Agapito Maestre, Elvira Lindo, Antonio Muñoz Molina, Fray Luis de León, Eduard Estivill, etc. entre otros muchos. Tenemos a Juan Ramón Jiménez de portero. ¿Y Ud., a qué© equipo se apunta?

IV.- Ruido infierno de  Dante Alighieri

Dante Alighieri (Divina Comedia) describió el ruido como un invento del demonio, que sometía a algunos de los condenados al infierno, a la intensa tortura, que suponía sufrirlo sin descanso.

Véase la película “Un, dos, tres” dirigida por Billy Wilder y estrenada en 1961 y las torturas de escuchar música que se somete por parte de la Policía de la Europa Oriental.

En la ciudad griega de SÍ­baris, los artesanos que ejercían oficios especialmente ruidosos debían trabajar fuera de la ciudad. Julio César prohibió la circulación de carruajes en Roma a determinadas horas del día para anular las molestias que causaba el ruido que producía su tránsito por las calzadas empedradas.

En Aristóteles, por ejemplo, el ideal de la felicidad estaba en la vida contemplativa del que con paz y tranquilidad puede meditar, y la tradición de las filosofías orientales ha hecho del silencio condición indispensable para la riqueza de la vida interior.

Dante estuvo entre nosotros, de ahí viene su alegoría ruido. Infierno en la Divina Comedla. Toda la producción dantesca queda superada por este gran poema. Resumen grandioso, a un tiempo apasionado y equilibrado.

Del cristianismo de la cultura clásica, de la teología, la poesía y la política del realismo más terreno y de la espiritualidad más elevada, la Comedía aparece como un intento de una magnitud importante, al servicio del cual se ponen unas excepcionales dotes.

Frente a esta espiritualidad Dante Identifica el Infierno al ruido. Palabras de dolor, acentos de ira, voces altas y roncas, acompañadas de palmadas. Producían un tumulto que va rodando siempre por aquel espacio eternamente oscuro como la arena impelida por  un torbellino. (Canto tercero).

«Oíase a través de las turbias ondas un gran ruido. Lleno de horror que hacia retemblar las dos orillas semejándose a un viento impetuoso impelido por contrarios ardores que se ensaña en las selvas y sin tregua las ramas rompe y desgaja; y las arroja fuera; y marchando polvoroso y soberbio. Hace  huir a las fieras y a los pastores. (Canto nono). (Con razón en la calle que se ponen las atracciones en la feria se suele denominar calle del infierno)

La Divina Comedia es un Poema simbólico del Siglo XIV.

La Divina Comedia es una de las principales creaciones literarias de la Historia de la Humanidad. La obra es excelente. Aunque dura de leer en nuestros días.

Exquisita al menos en parte. La Divina Comedia es un poema alegórico estructurado en un total de 100 cantos, todos ellos escritos con la misma regla métrica, tercetos endecasílabos; y con un cuidado considerable por la .forma y la estructura. No ahondaremos aquí en la belleza estética formal de la obra, de todo punto clara, pero si en su riguroso formalismo estructural. De los 100 cánticos, 33 corresponden al Cielo, 33 al purgatorio y 33 al Infierno más un cántico Inicial (aunque este se Incluye dentro de la parte correspondiente al Infierno). Además las tres partes tienen prácticamente  el mismo número de versos, 4.500. Por supuesto yo no los he contado, sino que he hecho lo que todo el mundo: tomar los datos. Todo sea para obtener la mejor y más rigurosa y amena información.

¿Cuál es el argumento de esta Divina comedia? ¿De qué tratan los versos? Dante nos cuenta una historia alegórica de la que él es protagonista: la búsqueda de su amada Beatriz que naturalmente ha ido al Cielo, como todas las chicas de bien. Beatriz es tan buena (tan alejada de una ligera Beatriz que yo conozco) que por la intersección de la Virgen María permite que Dante vaya en su búsqueda, recorriendo los tres reinos sobrenaturales el infierno, el purgatorio y el Cielo. Durante los dos primeros, el acompañante del poeta italiano es el gran poeta clásico Virgilio (es destacable la pasión de Dante por los clásicos, llenando todo el poema de citas cultas, en una curiosa fusión  de religión y mundo clásico.

Durante su periplo por el cielo es la propia  Beatriz la  que le sirve de guía.

Lamentablemente, al estar en el cielo, Dante no tiene ocasión  de demostrarle su amor a Beatriz  y, en su lugar, se pasan el tiempo viendo a los Ángeles y santos. (Lo cual también pone bastante).

El universo está pensado desde una concepción centrista. Los puntos clave son: Jerusalén, el Ganges, el Éufrates, las columnas de Hércules y el estrecho de Gibraltar. El infierno está excavado en la tierra  y en el polo opuesto del infierno hay un monte gigantesco que representa el Purgatorio, en cuya cima están  los que han podido acceder al cielo. ¿Quién le explicaría hoy a Dante que el Purgatorio no existe? El Purgatorio debe ser como el mes de agosto en el interior de Andalucía.

La parte del infierno, naturalmente es la más divertida. Este se compone de nueve círculos  concéntricos en los que se acumulan todo tipo de pecadores, a cual peor, sometidos  a los peores tormentos  y ruidos que el ser humano haya podido sufrir El infierno seguro que está tomado de una zona del sur con un ruido atronador que hace temblar las orillas. Y en el último círculo de todos ,el propio Satanás mordisqueando a Judas Iscariote, el peor pecador de todos, el más malo , un tío que ni te contesta, con fuerte rima, que no es claro, que si puede te vende aunque sea por una miseria de euros.

Más adelante, Dante, se encamina precedido de Virgilio, a la montaña del Purgatorio, dividida en siete cornisas que corresponden a cada uno de los siete pecados capitales: gula, lujuria, ira... El Purgatorio está un poco desanimado, no es tampoco la alegría de la feria, aunque el tipo de penitencia que tienen que llevar los pecadores antes de ser admitidos en el cielo, sin llegar a la riqueza formal del infierno, la cosa tiene su cierto hechizo. Lo que si es un rollo, sin paliativos es el Cielo, dividido en cuatro círculos  brillantes al final de los cuales está el Señor, y en cuyo recorrido, nos encontramos con los más grandes Santos de la Cristiandad. Todos son muy buenos y el mundo del Cielo  es muy bonito. Pero la, verdad. El Infierno tenía un aspecto más animado, como una terraza de verano. Lo único realmente interesante de este ,tercer bloque. además de la ya comentada belleza formal es la figura de Beatriz. Y no porque Dante abunde en grandes descripciones de tal figura, sino porque Beatriz es gran construcción metafórica que simboliza la Divina Comedia cumple el papel de Teología, o la ciencia de la religión, única manera posible de acceder al cielo .Sólo con la guía de Beatriz, con el sustento de la Teología tenemos alguna posibilidad de ser admitidos en el seno del Señor y aburrirnos y ser buenos para toda la Eternidad.

Los andaluces hemos tapado con cera  nuestros oídos parece como si no quisiéramos oír o estemos acostumbrados a convivir con un ruido atronador que masoquistamente daña nuestra salud. Queremos soportar riesgos innecesarios. Este ruido es un mortal canto: El ruido no es canto de sirenas ni de diosas o musas. Pura y dura contaminación acústica dañina para nuestra felicidad y bienestar. La  prudencia por conservar nuestra calidad de vida y medio ambiente debe activar nuestra lucha contra el ruido.

Motos a escape libre, martillos neumáticos, terrazas de verano, obras continuas, discotecas y sus efectos indirectos, aditivos y acumulativos actividades sin licencia como costumbre (y casi regla general), botellón, conciertos en directo en zonas residenciales, Andalucía en este sentido es el infierno de Dante y los andaluces  tenemos cera en los oídos amarrándonos al palo mayor para no hacer nada. El problema del ruido (del latín rugitus, rugido) viene de antiguo.

V -Tierno y el ruido. Ruido sin ternura.

Enrique Tierno Galván, profesor universitario y político español (Madrid 1918-1986). Catedrático de derecho político en la Universidad de Salamanca desde 1953, ingresó en el PSOE, pero fue expulsado al poco tiempo por desavenencias políticas. Expulsado de su cátedra por encabezar una manifestación de protesta de los estudiantes (1965), posteriormente fue profesor de las Universidades de Princeton y Bry Mawr de Estados Unidos. A su regreso fundó el Partido Socialista del Interior (1967), que se denominó Partido Socialista Popular (PSP) a partir de 1974, y fue elegido su presidente. Repuesto en su cátedra (1976), fue elegido diputado por Madrid en las elecciones de junio de 1977. El escaso éxito electoral le indujo a integrarse en el Partido Socialista Obrero Español (1978). Tras las elecciones municipales de 1979 se convirtió en Alcalde de Madrid, reelegido en 1983. Fue presidente de la Federación mundial de ciudades unidas. Publicó diversos libros de teoría y derecho políticos y algunos bandos como el siguiente:

Bando de 22 de julio de 1981 del Alcalde de Madrid, D. Enrique Tierno Galván:

“Esta Alcaldía Presidencia ha observado que los ruidos de esta Villa y Corte aumentan hasta hacerse intolerables. Jóvenes sin escrúpulos, que gustan de ostentar prepotencia y mostrarse ante sí mismos y los demás superiores a cualquier norma y acatamiento, vociferan con tal estruendo o producen tales ruidos con las máquinas de correr que llaman motocicletas, que impiden el sueño apacible y reposado que el trabajo cotidiano de nuestros vecinos requiere. Agaví­llanse en ocasiones estos jóvenes, por lo común adolescentes, para que el número aumente el estruendo y fortalezca la impunidad de su deplorable conducta.

A veces, no ya los jóvenes, sino los adultos, caen en parecido incivismo y descuido alzando inconsiderablemente la voz de los ingenios que reproducen el sonido, mientras tienen los postigos y las vidrieras de ventanas y balcones abiertos, con lo que perturban, particularmente de noche, la sensibilidad y el Ánimo de los vecinos, moradores o viandantes.
No faltan tampoco quienes hablan con voz estentórea, gritan o anuncian mercancías, o tocan instrumentos musicales sin el debido y solícito recato, molestando a quienes duermen sobre todo en las horas de descanso que corresponden a la siesta.
Por cuya razón, velando por la paz y el sosiego de esta Villa, encarezco a sus habitantes cuiden de su comportamiento para no añadir a las molestias y congojas que toda ciudad grande ocasiona, las que nacen de la mala educación y poco civismo.”

Varios vecinos me comentan con indignación y frustración su convivencia diaria con el ruido en las calles de Andalucía, bares, terrazas, obras, servicios de limpieza y aparatos de aire acondicionado centran las quejas.

El Bando riñe, enseña y divierte. Todo un ejemplo. Cualquiera se puede sentir aludido.

Los habitantes de las partes más concurridas de nuestros municipios denuncian su desamparo ante las instituciones que obligan a cumplir con las ordenanzas de contaminación acústica y exigen continuamente el derecho al descanso. Un vecino explica con admiración y estupor que una vez el ayuntamiento tramitó una denuncia y sirvió.

Durante la temporada estival, los niveles de contaminación acústica superan en muchas zonas  los límites permitidos por las Ordenanzas de Medio Ambiente y recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se reclama el cese inmediato del ruido provocado por bares, discotecas, aparatos climatizadores y tráfico, que generan estrés y problemas de salud a los habitantes.

“Me siento desamparada por las administraciones y en el Ayuntamiento siempre me dan largas”, denuncian con indignación y me transmiten varios personas.

A simple vista, se pueden observar en las calles de Andalucía innumerables climatizadores instalados que incumplen las ordenanzas municipales. Es frecuente para cualquier transeúnte sufrir un inesperado golpe de calor procedente de alguno de estos aparatos instalados inadecuadamente, algo muy desagradable. Silencio por dentro, calor y ruido por fuera. “No podemos dormir en verano: a las tres o cuatro de la madrugada no cesan de pasar coches y motos, aparte de la gente que viene o va a las discotecas cantando y gritando; luego pasa el servicio de limpieza de las calles, más tarde el camión que recoge cartones o vidrios…”,me relata una residente extranjera.

Otra ciudadana demanda más “respeto hacia una ciudad en la que parece que nadie vive o trabaja, todo el mundo tiene que estar de fiesta”.

Hay Alcaldes que intentan disminuir el ruido de manera ilustrada y con arte y Alcaldes que no se ocupan ni preocupan del problema de la contaminación acústica. (La mayoría)

Para colmo de males. Ahora el sin sentido de medir con puertas y ventanas cerradas .Y ello sin subvencionarnos los Aires Acondicionados.- omo si en Andalucía se viviera con las ventanas y puertas cerradas. La razón de la sinrazón.

Lo que la naturaleza no da Salamanca no lo presta.

VI.-Poetas del silencio.

Es muy interesante el trato que dan los poetas al tema del silencio en una sociedad en la que todos queremos huir del ruido .Misterioso y silencioso llamaba Rubén Darío a Antonio Machado, Cernuda lo evoca  en “Que ruido tan triste”. Del Mudo Ciprés en el fervor de Silos, recita Gerardo Diego en Versos Humanos (1918-1925) Dámaso Alonso se refiere a él en Insomnio. (Hijos de la Ira 1944).A una ciudad sin sueño recuerda García Lorca (Nocturno del Brooklyn Bridge Nueva York.)  

Sufrimiento de una ciudad violenta, anónima  disgregada mortificada por el ocio y la mecanización. Imagen ilógica que los poetas expresan en un mundo absurdo apocalíptico, histórico, colérico, ruidoso y deshumanizado.

Como indicaba Fray Luis de León:

Aquí descansada vida

la del que huye del mundanal ruido

y sigue la escondida

senda por donde han ido

los  pocos sabios que en el mundo han sido.

Julia Uceda, premio nacional de poesía 2003, sevillana cuya infancia son recuerdos de calles de Andalucía de quietas barreduelas, de patios muy callados, es quizás quien lo trata de manera más profunda, compacta y social. Sus versos ponen el vello de punta.

El silencio, para Julia Uceda es un concepto, como las palabras bosque, viento, luz, sol, sonido, pájaros, cuevas, olas, tu, recuerdos, mí o Árbol y sombra.

Se refiere a la voz del hombre frente a la muerte y a los misterios de lo universal de las dudas que ha tenido siempre los seres desde su creación. Poesía y filosofía se unen mirando al individuo como ser propio y extraño. El paisaje rural y el cansancio de entrar en las ciudades. La memoria, la acción de recordar. Las tensiones éticas, la libertad, las tinieblas, el hombre y el poeta. La muerte mística y la búsqueda de la luz. La reconciliación con la palabra  con una nueva perspectiva de la realidad dentro de la esencia de la verdadera poesía. ¿Todos vivimos muerte? Se pregunta en su poema  -no trespassing-.

Riqueza metafórica del silencio en Julia Uceda (En el viento, hacia el mar (1959-2002) Edición de Sara Pujol Russell. Fundación José Manuel Lara.

El silencio es un lujo. El egoísmo natural del ser humano nos lleva a prescindir por completo de cualquier consideración de respeto por nuestros vecinos. El silencio da miedo. Miedo a la soledad.

Por un factor demográfico obvio -cada vez somos más y vivimos más apretados como termitas o  abejas-, unido a la rapacidad  de los promotores inmobiliarios, quienes para aumentar sus beneficios, han inventado la modalidad  que consiste en vender a precio de mármol paredes de viviendas construidas con  aislamientos insignificantes. Los locales son destinados no a lo que desearían los vecinos sino a lo que le supone más plusvalía al promotor. Nos hemos habituado a vivir desterrados del paraíso del silencio. No sabemos vivir sin ruido.

El silencio puede provocar intranquilidad en la medida que nos incita a tomar conciencia de nosotros mismos como individuos en nuestra soledad. El silencio nos estimula a distinguirnos de la masa en un mundo alborotado como el nuestro, regido por las modas y la basura, en que casi nadie, en el fondo, quiere ser diferente a los demás. Grandes hermanos. (Donde los que nadan tiene que decir, no guardan prudente silencio) La tribu. Famosos por no saber hacer nada. la movida nos hace manada. Hablemos de dinosaurios, tormentas, meteoritos samuráis. O lo que le tercie al Imperio. Somos su satélite. Guerra. Zapatos sobre la  cama. Silencio sin muerte. SILENCIO que repudia la meditación y el sosiego.

VII.-Ruido malnacido.

Joaquín Sabina. RUIDO

Ella le pidió que la llevara al fin del mundo,

él puso a su nombre todas las olas del mar.

Se miraron un segundo como dos desconocidos.

Todas las ciudades eran pocas a sus ojos,

ella quiso barcos y el no supo que pescar.

Y al final números rojos en la cuenta del olvido,

y hubo tanto ruido que al final llego el final.

Mucho, mucho ruido, ruido de ventanas,

Ruido de manzanas que se acaban por pudrir.

Mucho, mucho ruido, tanto, tanto ruido,

Tanto ruido y al final por fin el fin.

Tanto ruido y al final…

Hubo un accidente se perdieron las postales,

quiso carnavales y encontró fatalidad.

Porque todos los finales son el mismo repetido,

y con tanto ruido no escucharon el final.

Descubrieron que los besos no sabí­an a nada,

hubo una epidemia de tristeza en la ciudad.

Se borraron las pisadas, se apagaron los latidos,

y con tanto ruido no se oyó el ruido del mar

Mucho, mucho ruido, tanto, tanto ruido

Mucho, mucho ruido, Ruido de tijeras,

ruido de escaleras que se acaban por bajar.

Mucho, mucho ruido, tanto, tanto ruido,

Tanto ruido y al final…

Ruido de tenazas, Ruido de estaciones, Ruido de amenazas,

Ruido de escorpiones. Tanto, tanto ruido.

Ruido de abogados, Ruido compartido,

Ruido envenenado, demasiado ruido.

Ruido platos rotos, ruido años perdidos,

Ruido viejas fotos, ruido empedernido.

Ruido de cristales, ruido de gemidos,

Ruidos animales, contagioso ruido.

Ruido mentiroso, Ruido entrometido,

Ruido escandaloso, silencioso ruido.

Ruido acomplejado, Ruido introvertido,

Ruido del pasado, descastado ruido.

Ruido de conjuros, Ruido malnacido,

Ruido tan oscuro, puro y duro ruido.

Ruido que me has hecho, ruido yo no he sido,

Ruido insatisfecho, ruido a que has venido.

Ruido como sables, ruido enloquecido,

Ruido intolerable, ruido incomprendido.

Ruido de frenazos, Ruido sin sentido,

Ruido de arañazos, ruido, ruido, ruido.

Miguel Rí­os.  Letra y música: Santiago y Luis Auseron. EL RUIDO DE FONDO.

Hoy me levanto con la duda de ayer

y estoy cansado de la misma canción

mi cabeza da vueltas necesito encontrar

algo que me saque de la depresión.

Oigo los gritos de mi vecina y los latidos de mi corazón

siento zumbidos en los oí­dos interferencias en la emisión.

¿Que ha sido eso que me ha sobresaltado?

un giro del planeta sobre su eje oxidado

huyo del vací­o y me dedico a escuchar,

es el ruido de fondo que sinceramente agradezco.

Es el agua por la tuberí­a son las ruedas de goma al pasar,

las sirenas de la policí­a y ese pájaro motor martillo

picador…

¿Qué ha sido eso que me ha sobresaltado? ,..

El ruido de fondo,

el ruido de fondo.

Del que ya nada espera

del soldado en la trinchera,

fugitivo en la frontera.

Gracias por el ruido de fondo.

Octavio Paz. SILENCIO

Así como del fondo de la música brota una nota que mientras vibra crece y se adelgaza hasta que en otra música enmudece, brota del fondo del silencio otro silencio, aguda torre, espada, y sube y crece y nos suspende y mientras sube caen recuerdos, esperanzas, las pequeñas mentiras y las grandes, y queremos gritar y en la garganta se desvanece el grito: desembocamos al silencio en donde los silencios enmudecen.

Reivindico el derecho a oír los pájaros, el ruido del mar, y de las hojas al ser movidas por el viento.

Estoy hastiado de niños gritones, máquinas inhumanas, motos a escape libre y de terroristas o maltratadores acústicos.

Propugno el ruido de la naturaleza, un mayor civismo ciudadano y una mayor sensibilidad y humanidad de nuestras autoridades al problema de la contaminación acústica. (Y no por mero marketing político)

Que desde las Administraciones responsables se aplique fundamentalmente los principios medioambientales que escuche a los vecinos que incluso tienen derecho a tener una representación legal y acceder a medios de contradicción  en contra de las posiciones administrativas  a través de alegaciones, informes y pruebas periciales. ¡Que motive fundadamente sus resoluciones y conteste¡

Así están las cosas ¡Una cierta alergia a ser receptivos y sensibles a la reivindicaciones vecinales al contrario del poderío de los oligopolios económicos especializados!.

VIII. Las Administraciones se solidarizan con los cetáceos.

El Gobierno canario afirma en un comunicado que según un estudio, que aún es necesario precisar con más rigor, la implicación que la contaminación acústica de baja y media frecuencia produce en los cetáceos es la desorientación y muerte de los mismos.

Es generalmente aceptado no obstante entre toda la comunidad científica que los efectos negativos del ruido repercuten de manera irreversible en la capacidad auditiva de los mamíferos marinos, y por lo tanto constituye una amenaza para su conservación.

Para los científicos, el estudio del sonido, y particularmente la producción y recepción de señales acústicas en los cetáceos ha pasado de ser una disciplina científica más para el conocimiento de estos mamíferos marinos a una investigación imprescindible que permite entender la relación sensorial con el mar y las consecuencias que sus alteraciones tienen en los mismos.

En concreto, la bioacústica ha sido utilizada para elaborar el 80% de las ponencias del congreso celebrado en Las Palmas de Gran Canaria.

En el XVII Congreso de la Sociedad Europea de Cetáceos participaron más de 400 investigadores, parte de ellos procedentes de Estados Unidos, Canadá, Australia y Asia, además de Europa.

La investigación de los  mamíferos marinos es de gran relevancia para la región del Atlántico Norte, en la que se registra una de las mayores densidades del mundo de estos animales, con veintisiete especies, al tiempo que se registra una gran concentración de actividades humanas que originan ruido y producen un gran impacto. (Barcos, pesca (con explosivos o sonar), pruebas militares etc.)

Los sonares y sonidos de baja frecuencia que emiten algunos barcos  afectan sin duda los sentidos más importantes de estos mamíferos pisciformes.

Los huesos del oído de los cetáceos (como ballenas y delfines) son los más densos del mundo, pues protegen delicados tejidos, de la tremenda presión, de las zambullidas.
Así que imagínense si esos son los efectos que el ruido produce en las ballenas que decir de en los humanos.

Las ballenas no confían en su vista, sino en el sonido, para seguirles la pista a sus congéneres, anunciar el descubrimiento de comida o gritar en busca de ayuda. Muchos cetáceos también usan el sonido para la localización mediante el eco.

Una ballena emite sonidos muy agudos y luego escucha cómo retornan tras chocar en objetos. De esa forma, puede navegar en aguas oscuras, hallar presas y detectar objetos con gran precisión.

A pesar de ello, las ballenas también muestran flaquezas que los seres humanos apenas ahora comienzan a comprender. En ocasiones, una ballena abandona aguas profundas y queda varada en una playa, donde muere. Según los investigadores, las ballenas buscan las playas cuando están heridas, enfermas, o son muy viejas.

Lo preocupante es que gran parte de las lesiones son causadas por la actividad humana. El ruido causado por grandes buques, por la exploración submarina, por explosiones o por aparatos de sonar podrían estar dañando los oídos de las ballenas.

Hace unos años, 16 ejemplares quedaron varados en las Bahamas. La mayoría fueron hallados en el Canal Providence, durante la época en que el ejército estadounidense estaba probando un sonar de media frecuencia en la zona. (Fenómenos similares  se están produciendo en el estrecho de Gibraltar.)

Algunas de las ballenas murieron. Otras fueron empujadas al mar, y posiblemente sobrevivieron. Las muertes y la posibilidad de que hubieran sido resultado del sonar generaron una controversia que no ha sido resuelta.

El sonar es el método que usan los seres humanos para localizar objetos mediante el eco. Se utiliza para navegar, pescar, buscar barcos hundidos y detectar submarinos.

No hay duda de que si es bastante intenso, puede afectar a los animales marinos. Investigadores hallaron hemorragias en los oídos y en la grasa de las mandíbulas de cinco de las ballenas examinadas.

Parece probado que el sonar era “la fuente más probable” de las lesiones a los oídos de la ballena.

Informes recomiendan realizar investigaciones para evitar incidentes en el futuro. Ya podemos afirmar con certeza que  ruidos como los del sonar están dañando a los cetáceos, pero los investigadores intentan descubrir qué clase de sonidos son peores que otros, cómo causan daños y de qué manera estos pueden ser disminuidos.

Una investigadora de nombre Ketten dice que se presta demasiada atención al sonar como causante de lesiones en las ballenas, pero que también hay que tomar en cuenta el ruido causado por los barcos, especialmente los de más tonelaje que emiten ruido de baja frecuencia y que podrían causar daños cotidianos a las ballenas.

La bióloga dice que las soluciones no son fáciles: “No hay frecuencias de sonido que resulten seguras para todos los animales. Lo que es inofensivo para un delfín, puede causar daño a un león marino”.

El ruido provoca la desorientación de los cetáceos y de los seres humanos.
Una mujer de Zaragoza (la viuda) llevará a los tribunales a su Ayuntamiento. La reclamación ya ha llegado al Consistorio y entró en los juzgados en octubre en forma de demanda. ¿Pueden unos decibelios acabar con un enfermo de corazón?

La demandante, M, cree que sí­. En su denuncia, pionera en España, la mujer exige una indemnización de 60.000 euros (10 millones de pesetas) por la muerte de su esposo, el mismo, había emprendido una agotadora batalla en busca del silencio. Falleció de infarto.

Es público y notorio que los estados de estrés y angustia favorecen las patologías cardíacas en general.

Normalmente las personas somos menos fuertes que las ballenas. Los Ayuntamientos son claros defensores de disminuir la contaminación acústica de las ballenas.

Mientras tanto mantiene montones de actividades abiertas sin licencia con gran sufrimiento de salud de los vecinos Terrazas junto a dormitorios. Abiertos hasta el amanecer.

Un consejo: cuando tenga Vd. problema de contaminación acústica alegue que es una ballena ¡quizás tenga más suerte para que le hagan caso!

Extracto de “El ruido y la Literatura”, por José Joaquín Herrera del Rey

Doctor en Derecho, Especialista en contaminación acústica